Ídolos Paganos

Aliento ciego
obnubilando la médula de la voluntad;
el fervor del que sólo besó la pared
todo lo agrieta,

en el mapa de ríos que la fractura
en un sólo segundo dibujó
y, a través de ellos,
el fanatismo desborda, fluye, corre,
se filtra como una luz enceguecedora.

La voz llagada que clama
estentórea en el silencio del alma
conoce algunas verdades universales.
Se niega a revelarlas.

Caminamos el camino inverso del paraíso
de la ignorancia y su cerrazón
al Edén, a la paz, a la iluminación;
lo caminamos alentados por la ceguera.

De enfermar a sanar,
de morir a vivir,
de lo despreciable a lo noble,
ese, el camino del hombre
adorando, por adorar, ídolos paganos.

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